miércoles, octubre 21, 2009

De fantasmas


Durante la comida mi SisL3 comienza a platicar que van a mover todo el servicio en el que esta rotando del piso 4 al piso 5 el cual habia estado clausurado (por no decir abandonado) los ultimos 4 o 5 años; hoy se enteró que la causa "no oficial" de esa clausura fueron fantasmas. Todos nos reimos, ella se mostró preocupada. Yo recordé mi año de internado, el cual hice en el hospital más antiguo de Gdl, el Civil Viejo, si un lugar debiera tener fantasmas sería ese. Toda la estructura original incluia (aparte de las salas del hospital) la escuela vieja de medicina, anfiteatros, el panteon de Belen, y el Leprosario. Pase un año de mi vida viviendo en ese lugar; durante mi rotación en urgencias aprendí que el único lugar donde no te despertaban de tus 3 horas de sueño por guardia era en la "bodeguita" (un cuarto vacio a un lado de la entrada de las ambulancias donde ponian los cuerpos de los pacientes que habian fallecido en urgencias antes de llevarlos a la morgue). Noches incontables recorrí los pasillos que llevaban al "jardin de los leprosos" y una que otra noche descanse en los cuartos de residentes, si, esos cuyas ventanas dan al panteon de Belen. Muchas madrugadas las pase en los quirofanos del área antigua agradeciendo el fresco de la noche, el silencio y la tranquilidad de esas cirugias "no programadas" y en todo ese tiempo no vi ni un solo fantasma. Aún así no me animo a negar la existencia de "algo". No se si sean fantasmas, pero los ecos de vidas y situaciones pasadas se sienten en todos lados, además, nunca olvidaré el día que encontré a Don Martín haciendo guardia en la puerta de su cuarto (en la torre de especialidades cada cuarto alberga a tres pacientes) por que una enfermera vestida de monja habia entrado y se habia quedado parada al pie de la cama de Don José y cuando Don Martín le dio las buenas noches en lugar de contestar había "flotado" a la salida, cuando Don Martín se pudo levantar la "enfermera" habia desaparecido, él estaba absolutamente convencido de que era "la mismisima muerte que venia a llevarse a José, pero se la espanté y sólo por si acaso aquí me quedo, no vaya a ser que se le ocurra volver", le pedí que por lo menos hiciera guardia acostado en su cama, a lo cual accedió... yo ya sabía que hace años que no hay monjas de enfermeras en el hospital, pero por las dudas fui al control de enfermeria (ese mostrador que hay en cada piso de los hospitales) y pregunté, la respuesta fueron varias sonrisitas y un "no Dra. hace mucho que no tenemos compañeras monjas... pero" y procedieron a contarme como de vez en cuando una monja "aparece" por los distintos pisos del hospital y atiende a los pacientes.... Asi que cuando mi hermana contó su preocupación por mudarse al "piso encantado" sólo atiné a sonreir y a desearle suerte.

1 comentario:

Mariposa Tecknicolor dijo...

Wow. Querida, no sabes como me hiciste reir con la historia de la muerte que venía a llevarse a Don José. Me gustan mucho estas historias, y te admiro por ser doctora, te admiro muchísimo y te felicito. Yo no fui capaz de soportar la presión de tomar decisiones sobre la vida de otras personas. Admiro a quien sí es capaz.

Gracias por tu último comentario. Quinientas noches fueron pocas, pues trato de medir lo que tardé en olvidarme de él, y más o menos digamos que fueron 500 noches. El noviazgo duró mucho más, casi cuatro años.

Me gustó mucho eso de que el de ahora puede ser el amor de mi vida si creí que el de antes lo era... y que tengo que escribirme una nueva vida.

Híjole, eso se leyó fuerte. De alguna manera tienes razón. El oficio de la historia me permite vivir muchas al mismo tiempo, o escribirme alguna otra. De hecho, ahorita estoy escribiendo una nueva historia, o una nueva vida, depende de como se vea.

Gracias amiguis bloggeril. Nos estamos leyendo.

Besossssss y salud por el Merlot, que se me antojó.

Mariposa Tecknicolor.